Crisis de l’orden y pandemia secular ¿En qué sentido se puede hablar de «crisis del orden», entendida como crisis del equilibrio global entre las potencias y de las instituciones y alianzas que lo representan? La cuestión es China. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial imperialista nunca ha existido una única potencia ascendente o, en cualquier caso, no inserida en el sistema dominante de alianzas, que tuviesa la fuerza económica equiparable a la primera potencia, los Estados Unidos, y que se propusiera acompañar su ascenso construyendo una fuerza militar comparable. …La crisis del orden, es decir, del equilibrio entre las potencias, provocada por la mutación colosal de las relaciones de fuerzas inducida por la irrupción de China. Una nueva temporada del intervencionismo y del capitalismo de Estado, porque en Europa y en los Estados Unidos se debe responder a los grandes grupos chinos, sobre el terreno de las tecnologías avanzadas y de la batalla eléctrica y digital. Un ciclo de rearme, desencadenado por los planes en Pekín para una fuerza militar de «clase mundial» antes de los próximos quince años y alimentado, en consecuencia, por la reacción de las otras potencias. …Hay una conclusión sobre la que reflexionar. Un hecho crucial es que la crisis del orden y sus combates mundiales sacuden y movilizan a la vez a la ideología dominante. En las viejas potencias, el declive atlántico ha mostrado la «fragilidad» de la ideología liberal frente al desafío de Asia; en Pekín la batalla por un nuevo orden en el que se reconozca a China se viste de los mitos de un imperialismo en ascenso. En las viejas y en las nuevas potencias se extienden, en un crescendo cotidiano, los nuevos venenos de la movilización imperialista. Aquí está el sentido de haber continuado estudiando, durante estos años, el desarrollo y las contradicciones del imperialismo unitario. La irrupción de Asia es una confirmación científica extraordinaria para la ciencia marxista, que parte de las tesis de Marx y de Engels en el Manifiesto Comunista, pasa por la estrategia revolucionaria de Lenin y es restaurada en las “Tesis de 1957” de Arrigo Cervetto. No obstante, aquella victoria científica habría sido estéril si se hubiese quedado encerrada en sí misma, si no se conviertiese en un arma para la defensa de clase: la cuestión es que los nuevos venenos de la ideología dominante deben ser comprendidos para ser combatidos. Cada crisis, cada guerra y cada colisión social se ha convertido en el frente de una batalla internacionalista; por último, la lucha contra la pandemia secular ha revelado energías insospechadas, también disponibles para una reflexión sobre las contradicciones de clase que el virus ha abierto.
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